viernes, 2 de septiembre de 2011

Palabras al azar

Primero lo primero, una entrada con muchas similares, un día como cualquier otro, un poema al aire, suplicante, lascivo, promiscuo y sobre todo hediondo. Corrompamos las mentes de miles y enfrentemos la realidad olvidada por un materialismo inorgánico, un olvido a lo viejo y un salto a lo nuevo, pero no cualquier "nuevo", sino el nuevo conocido. Me incluyo dentro de todos los enajenados a la red, esa sensación de eterna comunicación, apartando una triste inocencia de lo natural. Así mientras escribo todo esto admiro una nubes esponjosas que forman figuras, puedo ver un jabalí, un rampante caballo cabalgando al horizonte.
Mi comprensión abarca tan poco que ni siquiera sé que es lo que hago, me pregunto demasiado, hasta más de lo que podré responder, y a cada respuesta surgen miles de preguntas nuevas. En ocasiones le digo a mi cerebro apágate, pero no me hace caso, entonces pienso.
El gran problema de la verdadera comunicación de ideas radica en la falla de las definiciones, es imposible lograr la transmisión exacta de un pensamiento, pero lo intentamos, eso tiene mérito, al final la raza humana es gregaria, por ende debemos tratar de establecer sociedades que se entiendan y comuniquen.
Con estos escritos no alcanzamos un metalenguaje profundo como lo es en persona uno frente al otro, esos movimientos, esos gestos, los cambios de tono, todo eso se pierde en unos y ceros, no hay tanta interacción, pero si hay un aumento al alcance de lo que deseamos decir, aparte de que queda guardado para una posteridad.
Todo esto son opiniones que se gestan por una experiencia (que es poca, sinceramente) en donde trato de analizarlo todo

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