Iniciamos una serie de cuentos y perdimos la fuerza de continuarlos por miedo a los demonios que comenzaron a surgir de entre los muertos de sus seguidores, cuando todo se precipitó a la desmesurada consciencia colectiva de un sin fin de personas conciliadoras de sueños inadvertidos.
La verdad que estoy bloqueado por tres pares de abrazos en el cerebro, dos de los cuales existen sólo ahí, acaso pierdo los poderes creativos de mi sincero intento por ser artista, o acaso soy tan sólo un ser incapaz o inconforme de todo lo que ocurre e intenta hacer un cambio por un beneficio que lo más seguro no veré.
Debo informarme por este medio, que estoy en un bloque mental, lamentablemente mi yo consciente no esta presente en estos momentos para hacerle llegar el documento pertinente para hacer coincidir nuestros mundos lejanos y pasajeros, así mientras mi yo (cuerpo y mente que comúnmente hallado en estado de presencia) está fundido en una depresión que no entiendo y no entenderemos nadie, nunca, me veo en la penosa situación de suplantarlo y actuar como sí fuese él, pero a quien engaño, somos igual de extraños y raros, aparte yo conservo todos los datos necesarios para ejecutar las acciones pertinentes de evasión y suplantación de organismos pluricelulares en la tierra.
Entonces mi principal acción es dejar pistas un tanto confusas y solamente claras para el receptor con una audacia superior a la del promedio general de la masa, en realidad me refiero únicamente a una persona que debe saber quien es la persona contra la indiferencia colectiva y aparecer, regresar a su cuerpo.
Que a pesar de todo esto no es un cuento y tampoco una metáfora, o un refrigerador en estado epiléptico. No es nada sino un recuerdo que habrá de ocurrir en tres o cuatro instantes.
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