Es miedo lo que sentimos, es miedo la incertidumbre de qué podrá pasar, es una ausencia de mí. Estoy sumamente dispuesto, me siento en la necesidad de demostrar que tan bueno puedo ser, seguir el tiempo que sea, no pienso apartarme, seguro terminaré bastante mal, terminaré destruido. Me lancé al vacío sin paracaídas y decidí estrellarme contra el suelo, con la esperanza de que un ángel me rescate del final inminente, pero como me han dicho, es necesario dejarse caer desde las alturas más altas para conocer la estratosfera, para comprender lo que siente el ser humano, algo que no podía sentir en mi calidad de autista voluntario a las emociones humanas (Debo aceptar que sí sentía, sólo que me negaba a afrontarlo y prefería seguir sin mostrar lo que pasaba en esta cabeza mía).
Pasando al punto de la realidad, todo se cae y crece y se dirige a un vórtice donde el resultado es imposible de predecir, es la falta de información, junto con el exceso de la misma, con la falta de valor y la abundancia de miedos, con la idea de no ser quien se podría llegar a ser, olvidando el hecho de que la verdad no se sabrá sino hasta que ocurra, sin el atrevimiento y la existencia de unos botones que nos limitan, con unas ideas que nos prohíben el aventurarnos a lo desconocido y abrirnos a la posibilidad de una grandiosa vida donde se puede estar compartiendo.
Es por eso que seguiré en mi afán de superación y de descubrir algo nuevo, algo completamente nuevo, estoy en la afrenta contra uno mismo, estoy discutiendo por que será lo mejor, lo más seguro es que no podré cambiarlo, podré hacer todo cuanto sea necesario por demostrarme de que soy capaz, sin embargo, no pasa nada si todo lo pierdo, hasta a mí mismo en ese camino de esperanza.
Terminé con lo que soy para seguir siendo yo, para continuar siendo quien soy y seré yo de aquí al final del tiempo.
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