Aguardando el trueno del cañón de la buena obertura, con el único deseo que se despierten los maniquíes que ahora duermen, que el rugido viaje por el cosmos rompiendo los silencios. Saben los planetas que no tengo la luz para iluminar. Les juro que no estoy necesitado de amor, pero eso no interesa, lo primordial es recuperar la respiración.
Quiero pensar que necesito ver, o verla, o vernos. Digo, puede ser. Pero prefiero la vida de gitano errante, vagando por los campos y tener la fama de ladrón, un tanto despreciado, y ser despreciable. Pillando como estrella fugaz, bajo la creencias de deseos cumplidos, embaucando ingenuos individuos con su suerte. Hace tiempo que vengo necesitando un puerto donde descansar, donde pueda pensar que necesito no continuar el continuo movimiento.
En que terminaré por convertirme, un albatros que no sepa aterrizar, por tanto vuelo, cayendo a tierra mientras los cazadores quieren mi cabeza; transformarme en cometa que corra en el cielo, dibujando una estela que se corrompe en cristales estallando en vapor, rompiendo silencios. El pez que no sabe nadar, asfixiado en medio del mar, agujero negro como respuesta a matemáticas que no pueden hacer física. ¿En qué creen que me convierto en las noches en vela?
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